lunes, 16 de septiembre de 2013

Ritifobia: el miedo a las arrugas



             El miedo es un recurso que utiliza nuestra mente para alertarnos de que algún peligro está cerca. El problema surge cuando ese miedo se convierte en un sentimiento irracional, sin motivo, obsesivo y que nos impide realizar nuestras actividades cotidianas con normalidad. Es entonces, cuando el miedo se vuelve fobia, cuando se necesita ayuda psicológica para resolver el problema. Una fobia que sufren cada vez más personas es la hasta ahora casi desconocida ritifobia, que consiste en tener pánico a las arrugas.

Miedo a las arrugas

La sociedad en la que vivimos, donde la imagen física es tan importante y donde se promueve el mantenimiento de la juventud de forma exagerada hace que muchas personas vean en la aparición de las arrugas un peligro para su vida social y profesional. A diario vemos cómo personajes públicos se someten a continuos tratamientos de estética para eliminar las inevitables arrugas y para darle a su aspecto un aire más juvenil.

También somos conscientes de la importancia de un aspecto juvenil a la hora de encontrar un trabajo, a pesar de la contradicción existente en el mundo laboral donde te exigen al mismo tiempo juventud y experiencia. En esta situación no es extraño que muchas mujeres decidan someterse a una cirugía estética con el objetivo de mejorar su currículum y adaptarse a las demandas del mercado laboral.

La presión a la que nos vemos sometidas para tener una piel perfecta y joven, ajena a las huellas que deja el paso de los años es tanta que a muchas mujeres les genera una gran ansiedad la aparición de las arrugas. Insistimos en que si esa obsesión por las arrugas se convierte en algo enfermizo es necesario un tratamiento psicológico.

Evitar la ritifobia

Aunque las fobias las desarrolla cada persona de forma individual por un desajuste psíquico personal, podemos afirmar que en el caso de la ritifobia, el problema surge principalmente por la presión social ejercida por una sociedad competitiva en la que prima la imagen exterior y además, una imagen exterior muy concreta. Mujeres jóvenes y delgadas que consiguen eludir las huellas del paso del tiempo, cueste lo que cueste.

Este es el  modelo de mujer que se impone y, aunque ocasionalmente surgen personajes públicos que apuestan por un modelo más natural, la mayoría de las mujeres dedicamos gran parte de nuestro tiempo y de nuestro dinero a encontrar el tratamiento perfecto que retrase la aparición de las arrugas y nos mantenga jóvenes por más tiempo. Ya sea en forma de una alimentación adecuada, o de remedios caseros, o de cremas y mascarillas, o de costosos tratamientos estéticos, según los bolsillos, todas andamos buscando ese elixir de la eterna de juventud.

Es necesario que la sociedad entera se esfuerce por cambiar los cánones estéticos actuales que someten a las mujeres a la tiranía de la belleza física dejando de lado sus capacidades intelectuales y generando, en muchas ocasiones, problemas de ansiedad, falta de autoestima y escasa seguridad en una misma. Y mientras no cambiemos esto, seguirán apareciendo fobias cada vez más difíciles de tratar como esta ritifobia.

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